domingo, 27 de diciembre de 2009

El charco y el Mar


Volvia de hacer el mercado, deseaba hacer unas pastas para mis amigos y cerrar con broche de oro el fin de semana.
- Splash! - Un taxi a toda velocidad levanto una sucia ola sobre mi... había quedado enjuto en agua de alcantarilla de pies a cabeza mientras la simple sensación de pensar que podría estar en esa sopa de bacterias me provocaba arcadas...
Como pude, seguí caminando ignorando el momento, di dos o tres pasos "dignos" antes de resbalarme en la mitad de la calle en el mismo charco del cual el taxi había sacado su glamouroso obsequio liquido, avergonzado me levante y continué hasta la siguiente acera con la mirada de otros transeúntes que presenciaron el gracioso suceso...
- Carcajadas, chillidos de burla, voces se levantaron por doquier.
Una señora de cabellos blancos, no mas de 1.60 de estatura, encorvada y arrugada como uva pasa se adelanto a la multitud, me agarro de un brazo y me llevo debajo de un árbol para pasarme un roñoso paño de lana de olor curioso...
- Esta seco niño, límpiate un poco no dejes que esa agua sucia se seque en tu cabeza.
- Gracias, que pena tengo! no dejan de mirarme.
- Tranquilo joven a veces la gente le es muy fácil mirar las caídas de los demás y reír o juzgar, solo hablan y dicen lo que opinan, que no te importe, es probable que lo olviden y sino lo hacen tu olvidaras el suceso, la vida es larga y llena de caídas mucho peores que esta - Una risita chillona salio de su boca, luego miro el arbol y lo toco con un bastón.
- Te lo digo yo que vieja y achacosa como me ves, me he caído mas que las hojas de este viejo roble el cual me ha visto envejecer.

Al entregarle el paño observe sus manos, se podía ver la piel un poco transparente y delgada, llena de quemaduras y manchas, la recorri con la mirada hasta ver las arrugas de su rostro, contaban tantas historias y sus ojitos pequeños y temblorosa voz no podían provocarme mas que ternura, era una abuela! no entendía que hacia alli, hasta que vi el lugar donde estábamos debajo del árbol...era un puesto de "fritos" con una gran olla de metal llena de aceite hirviendo, una mesita de madera sobre la que habia una bola de masa y una canastilla llena de fiambres y otras cosas para preparar las empanadas, un gran tanque de plástico rojo contenía agua de arroz, habían unas cuantas personas allí todavía mirándome con burla sentadas en unas banquetas de madera como las que se usan para ordeñar las vacas, eran tan bajitas que al sentarse parecían sapos a punto de saltar al charco de donde yo justamente acababa de salir.

Me contó que se levantaba todos los días hacia las 3 de la mañana para poder ganarse con sus propias manos el pan de cada día, preparar algunas empanadas, llegar bajo el mismo árbol cada vez y vender lo que pudiera para poder vivir, ya que sus hijos habían muerto en peleas o robando y sus nietos (los que quedaban) estaban perdidos en la droga y raramente los veía...una lagrima se asomo debajo de una de las arrugas de su rostro... y solo pude compararme y pensar que yo estaba "sufriendo" por un charco de agua sucia y lo que otros pensaran, cuando esta mujer que no me conocía salio de su mar de dolor para ayudarme, yo tenia alguien a donde volver y olvidar el suceso, pero ella no tenia nada para calmar su pasado, estaba sola.

En ese momento me di cuenta como yo mismo de no ser por este suceso, habría pasado por delante de ella y evitado el puesto para que fuese una persona mas de las que viven a nuestro alrededor y no conocemos porque simplemente no llaman nuestra atención o no están a nuestro "nivel".

Agradeciéndole nuevamente la invite esa tarde a nuestro apartamento, le prepare algo de comer y Michael le ofreció una habitación en la casa del templo para que pudiera dormir y se quedara lo que quisiera, ella se ofreció a cocinarle y ayudar en la iglesia tanto como sus años se lo permitiesen y ahí esta todavía...

No importa el dinero, la personalidad, la verdad o la mentira, el cielo o el infierno, todos ofrecemos algo, todos damos de nosotros, la verdadera paz no esta en tener la mejor vida, no esta en creer que somos mejores que otros o en tener el mejor trabajo o la mejor familia, la verdadera paz es saber que no importa que tan mal o bien estemos, siempre habrá alguien en el mundo que nos baje de la nube, alguien que este mejor y nos haga ver que nuestro orgullo no sirve de nada y alguien que este peor y nos haga ver que nuestros problemas son insignificantes en comparación...