viernes, 16 de julio de 2010

Vida

Los niños se sentaban a su alrededor, cada arruga en su rostro es perpetuo reflejo de su edad, sus ojos opacos y grisáceos, sus cabellos blancos y su chal negro tejido a mano seguramente en una o dos tardes en frente de la puerta de entrada, su cabello recogido en un tomate y su posición sobre la mecedora no podia resaltar de mayor manera el cliche de la abuela perfecta de los anuncios de antaño...de no ser por lo que dentro de ella era manifiesto...su mente había empantanado sus recuerdos de tal forma que no conocía su vida ni su historia, pero ella no lo sabia, no entendía, lo que contaba sonaba tan vivaz y se encontraba tan convencida de cada palabra que sus historias eran encantadoras, retocadas por leves tonos de alegria y tristeza, aventura y misterios...de cuentos asombrosos en palacios de cristal y tierras sin fin, dragones y corceles, batallas épicas en las que ella era su propia heroina o la doncella y, mientras los niños se apersonaban de esas historias ella reforzaba la fantasía en sus corazones para luego de salir corriendo al parque y jugar a ser el caballero en la brillante armadura o la hermosa princesa de un cuento de hadas.

- ¿Porque nadie le dice que no es reala la abuela?¿que ella no ha vivido esas historias?- pregunto el mas inteligente de los niños.

El abuelo le respondió con una sonrisa:
Por una sencilla razón...para ella soy su príncipe azul y ella para mi siempre sera mi dulce princesa.

" La vida no es como la vivimos sino como la recordamos" - Gabriel Garcia Marquez

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